¿Ir a la cocina
Y poner a cocer unas palabras,
O abrir la puerta cuando suena el timbre
Y dejarse agarrar por la efigie pavorosa del extraño?
¿Menear las palabras en tu mano
Como las teclas del móvil,
Con el ego y los pies
Bien puestos en el suelo;
O no quitarte del resquicio
Entre golpe y consecuencia
Y fotografiar al tunante huidizo
Que iba a esconderse?
¿Atreverse a traer sin anunciar
Un invitado desconocido
A la velada con tus amigos en casa
Y que se derrame la copa y dé frío,
O tiraros la pelota entre vosotros,
Como ellos esperan?
¿Llamar poesía a la ropa que suele llevar la poesía
(Desde los rotos en el culo hasta los estampados),
O dejarte enganchar en la melancolía
De tu cuerpo fláccido cuando boga
En natural instinto hacia la realidad?
¿Las voces que miran negras desde los instersticios,
O la voz común que designa en las etiquetas
Las mercancías, delimitadas y edulcoradas al punto?
¿Verter en la taza que te dan
O no pensar si te bautizará gusano
La luz que explota al surgir de la tierra?
©
Luis de la Rosa
No hay comentarios:
Publicar un comentario