Estudio de Miguel Ángel |
El cuerpo es ese
compañero traidor
Que, envolviéndonos
en sus corrupciones,
Será nuestro
homicida,
Nos hará saltar con
él del acantilado
Cuando lo haya
perdido todo.
Nos dicen no
servirle
Cuando él siempre
nos atrapará.
¿Pero no es él
quien en sus frutos enquistados
Y vertiginosos
pasadizos
(La imperfección de
su llanura)
Nos ofrece calores
de rapto?
¿Con el sí a sus
fluidos
Nos eleva como la
llama al aire?
¿Con su parasitismo
de la tierra,
Crea melodías
expansivas?
(También es el
orificio
Del arco
Por donde se nos
clavan las flechas duras de la tierra,
El hueco
Por donde nos
aprieta con frías manos)
Solo cabe un sí
articulado
Con nuestra máxima
humana habilidad
Para obtener el
mayor beneficio
Antes de la ley
natural.
Recuerda que eres
animal
Y la única
diferencia con otros
Es que se pedirá tu
conformidad
Para seguir el juego
a partir de un límite.
Pero en cualquier
caso, siempre perderás.
Antes de Ítaca,
solo nos queda la Odisea.
©
Luis de la Rosa
(del libro "La sombra de la tarde")
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