Esta
es la época de las marcas en el alma
Valoradas,
los bellos dibujos en la blanca
Pared.
Lo que ha mordido o teñido
Nuestro
yo, nuestra yema
Que
flota en la aceitosa albúmina:
Tatuajes,
manías, fetiches.
No
está el valor en el alma rasa
Sin
condicionantes
Virginalmente
en su punto para ser manipulada
Por
intereses sociales, por conveniencias multitudinarias.
Las
cicatrices de nuestra alma, en las que comparecemos,
Son
lo más fiable, más humanas
Que
un credo supuestamente humano;
Lo
inmanente, más puro que lo que hemos
Inventado
como trascendente
-Sobre
todo, desde que olvidamos
Haberlo inventado-.
Me
abrazo a mi fetiche
Me cuelgo de mi tatuaje
Camino
sobre mi manía
El
aire fue expropiado poco a poco
Y
poblado de espectros.
Nos
quedamos, cautelosos,
En
los ríos de fuego,
En
las estrías del cuerpo.
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