La rutina desmiente
la vida.
Parece que tiene más
derecho.
Es un ejército
De afiladas
identidades,
De luces de
interior,
De mañanas,
De tropas en
vagones,
Que se apuesta ante
ti
Para avasallarte
Cada día de guerra.
Quiere transformar
en sueño tus búsquedas interiores,
Exige la inspección
de todo tu cuerpo,
Sus manos médicas
te colocan una máscara anatómica,
Dan armadura de
ebriedad de mentira a tus palabras.
La rutina desmiente
la vida
Y le da un
sustitutivo
Que tiene su gracia.
Te da caldo de calor
humano,
Un hueco en el
inabarcable puzzle.
La rutina te
hipnotiza con su intensa
Sensación de
realidad.
Pero ¡atención!
La rutina es un
mando intermedio,
Un gritón mediocre.
A las demandas de la
vida
La rutina se aparta,
subalterna,
Y te abandona como
un falso amigo,
Y su ausencia es un
vacío inesperado
En el momento del
juicio.
©
Luis de la Rosa
No hay comentarios:
Publicar un comentario