Mis ojos certifican que hay heridas
Aunque el discurso aún no se ha enterado.
Mis ojos, que columpian su blandura
Al filo de un cuchillo camuflado.
El picor de mis ojos es más sabio,
Que toda la memoria en su muestrario.
La superficie dicta al docto fondo
Verdad que vale más que cien relatos,
Una verdad que grita y se apodera
De toda la conciencia de mi espacio
Con un alfilerazo insistente
En dos circulitos arrinconados.
Lo que no tiene lenguaje se impone
Al estanque hirviente articulado,
Al guardar la evidencia al vacío
Sin que la ambigüedad o lo dialéctico
Le roben el valor con puros cuentos.
Y en torno a mis globos oculares,
Un antifaz de calor que es ejército
Defiende de caerse al gigante.
©
Luis de la Rosa
Este comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.
ResponderEliminar