Me encanta esa
expresión.
Esas almas -quizás
nuestras- enfermizas
Se hurtaron a ti o
se juntaron
Coquetamente o
procesionaron burlonas
Para comerse la
comidilla:
Unas gachitas
vomitivas, recalentadas
Y vueltas a enfriar
Pero con lo dulce de
lo cursi
Lo estimulante de
las guindillas
Y lo calórico de lo
vulgar.
Lamidas de las
esquinas,
En los huecos
diurnos entre el final de algo digno
Y el comienzo de lo
siguiente,
Remasticadas de boca
a boca
Como la papilla de
los pajaritos a sus crías,
Cocidas en otra
parte de los hechos crudos
Y, al menos como
tal, sanos.
¿No sabías que tú,
sí, tú
Eras la comidilla?
Lo que presenciaste
reptar sobre ti
Sonriente
En otras ocasiones
Ahora ha dejado eco
en otros lugares
Y un eructo cuyo
olor no se te ha dejado percibir.
Esas sonrisas
fronterizas y miradas vigilantes
Custodian las
fiambreras,
Sabes que tienen
comidilla
Y que entre su
textura semilíquida
Los grumos te
recordarían los rasgos de tu cara.
Afortunadamente,
asepsia total:
No la hueles desde
tu posición,
Hasta que alguna de
esas caras hieráticas
Súbitamente
regüelda en tu nariz.
©
Luis de la Rosa
Un poema satírico buenísimo, que ahonda en eso de ser la "comidilla" en boca ajena. Muy buena imaginación para componerlo y mucho Arte el tuyo, Luis, te felicito.
ResponderEliminarTe comparto muy gustosa, Poeta. Besos y feliz fin de semana.
Gracias, Mayte, y espero que tú no seas la comidilla de nadie pero estés en boca de muchos. ¡Buen fin de semana, poeta!
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